
Ralentiza el proceso de envejecimiento, mejora la vista, aporta nutrientes al organismo, ayudan al hígado, los pulmones, los riñones, e incluso la impotencia sexual,… Estas son sólo algunas de las propiedades que se le atribuyen a una fruta desecada que ha causado furor durante varios años. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto?
Las bayas de Goji (Lycium barbarum) se ha considerado desde hace siglos en China como un tónico para la salud, quedando registrados sus beneficios en el Bencao Gangmu, primer libro de materia médica editado en el país oriental en 1593.
Sin embargo, no fue hasta el siglo XXI cuando se consideró en Europa que este fruto contaba con múltiples propiedades medicinales, provocando como consecuencia un notable incremento de su producción. Como resultado, estas bayas se producen en lugares que no son los originarios a los que se les atribuían estas propiedades. Actualmente las bayas de goji se cultivan en extensas plantaciones al norte de China y no en el Himalaya a 4000 metros de altura como se piensa.
En 2013 la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) lanzó un artículo donde reclamaban la retirada de este producto del mercado, alegando que contenían pesticidas y metales pesados como cadmio, plomo y cobre, además de afirmar que no se han demostrado sus propiedades. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición se ha negado a la retirada del producto considerando que el contenido de estas sustancias, que se encuentran en las bayas de Goji, están dentro de los límites establecidos.
En conclusión, dado que no existen evidencias científicas que avalen los efectos saludables de este fruto y que el contenido de sustancias perjudiciales para la salud no supera los límites máximos establecidos, queda a merced del consumidor la decisión de si consumirlas o no. ¿Y tú que opinas? ¿Beneficiosas o peligrosas?